Tradición . Familia . Paciencia . Artesanal . De la tierra

¿Quienes somos?

Para muchos pueden ser solo palabras bonitas, pero para nosotros, la familia Mitjans, es nuestra forma de hacer, de vivir, de crecer. Mantener viva nuestra esencia y respetar esa autenticidad de origen es lo que nos ha permitido mantener nuestras recetas originales, las mismas que hacían nuestros abuelos hace más de 110 años.

Nuestros productos son de campo, de la tierra. Elaborados con los métodos tradicionales de siempre para que nuestra esencia artesanal se aprecie en cada bocado. Hechos en el pueblo, como siempre se ha hecho. Con respeto por la buena comida y sin prisas.

Seguimos trabajando en el obrador de manera artesanal como lo hemos aprendido de nuestros antepasados. Deshuesando a mano las pechugas de pavo para luego cocerlas al horno lentamente. Cociendo en lata a baja temperatura nuestro jamón cocido. Respetando la curación tranquila y sin prisas de nuestros curados. Cocinando las carnes en marmita para luego embutir nuestras butifarras en tripa natural. Todo como ya lo hacían nuestros abuelos, para lograr sabores honestos, auténticos de payés, de manera natural. 

La calidad siempre ha sido una prioridad, por eso nuestra materia prima es la misma de siempre. Cada mañana a primera hora desde hace más de 30 años el mismo proveedor de confianza nos trae la carne de las granjas de proximidad. También diariamente recibimos las verduras y el resto de ingredientes frescos en muchos casos de nuestros vecinos payeses.

El oficio del charcutero ha inspirado a nuestra familia por cinco generaciones. Y al día de hoy lo seguimos honrando con pasión y dedicación, evolucionando sin perder nuestra esencia y creyendo que la autenticidad es el camino para seguir creciendo.

Más de 110 años de tradición gastronómica

Historia

Los orígenes de nuestra casa se remontan a finales del siglo XIX, cuando los tatarabuelos abrieron una tienda, y posteriormente un obrador que servía de despensa a los agricultores del pueblo, y suministraban diariamente todo tipo de comestibles y embutidos que la familia elaboraba de las matanzas caseras.
En esa época, solamente existía la posibilidad de hacer matanzas durante el invierno por la dificultad de la conservación de los productos. Los bulls y butifarras cocidas se podían conservar unas semanas más ya que se secaban ligeramente, pero tan solo los salchichones de larga curación eran los que estaban en su punto para consumir en verano.
En los años 30, con la llegada de las fábricas de hielo, fue posible alargar más la conservación de los productos frescos y cocidos, lo que posibilitó también la comercialización en zonas más alejadas.
Pero no fue hasta la generación posterior, hacia los años 60, que se instalaron cámaras frigoríficas más modernas, lo que permitió elaborar todo tipo de productos durante todo el año y extender la comercialización a nivel provincial.
Ya en la década de los 80, hubo una verdadera evolución en la elaboración de jamones cocidos primero, y posteriormente de nuevos productos más especiales, llegando así a la distribución por toda la península y posteriormente por la UE.
A principios del año 2000, fuimos pioneros en la elaboración de pavo premium, posicionando este producto a sus máximos cotas de excelencia gastronómica, teniendo presencia en las mejores charcuterías.
En la actualidad, nuestra calidad sigue siendo reconocida mundialmente, como por ejemplo en 2020 y 2021, cuando dos de nuestros productos más emblemáticos, la pechuga de Pavo Premium y el Jamón Cocido Duroc Extra, fueron galardonados con el Superior Taste Award .